Yucatán es conocido por ser uno de los estados de la República con mayor riqueza natural: cuenta con diversas reservas ecológicas que dan hogar a una gran variedad de flora y fauna endémica y, además, posee alrededor de 8,000 cenotes. Sin embargo, toda esta fuente de vida podría desaparecer debido a las actividades de la industria porcícola y avícola, las cuales continúan expandiéndose de manera desmedida en la zona.

El estado ocupa el tercer lugar en el país en producción de carne de cerdo, con una cifra de 1,606,202 cerdos, de acuerdo al Censo Agropecuario de 2022. En cuanto a la producción de huevo y carne de pollo, Yucatán se posiciona en el tercer lugar a nivel nacional con mayor población avícola, con una cifra de 38,116,894 gallos, gallinas, pollos y pollitos. Año tras año, las mega granjas continúan su rápida expansión por toda la península; hasta la fecha, Mercy For Animals ha logrado identificar, por medio de un estudio satelital, 872 posibles mega granjas. Muchas de estas instalaciones se encuentran al interior de Áreas Naturales Protegidas, que, a su vez, están reconocidas como Sitios Ramsar por ser humedales de importancia internacional.

El deterioro de los recursos naturales de dichas zonas se ha documentado en varias ocasiones y esto ha levantado una alerta sobre las repercusiones que podrían presentarse en las poblaciones aledañas. Lo anterior se debe a los altos índices de contaminación generada por las actividades de la industria porcícola y avícola, por ejemplo, el desalojo diario de miles de litros de desechos en enormes fosas al aire libre.

Si bien algunas instalaciones cuentan con biodigestores para tratar el agua turbia, ésta sobrepasa la capacidad de los tanques, por lo que contamina los suelos y, posiblemente, se filtra a la red subterránea de cenotes. Al mismo tiempo, la deforestación de la selva va en aumento a causa de la constante instalación de mega granjas, lo cual pone en riesgo la biodiversidad de la región, en especial en Áreas Naturales Protegidas.

Por si fuera poco, una cantidad considerable de granjas industriales opera fuera de la ley y no cuenta con una evaluación de impacto ambiental (EIA). Asimismo, las empresas propietarias despojan a las comunidades mayas de sus tierras y vulneran sus derechos humanos, incluido el derecho a la libre determinación y a la consulta previa, libre e informada.

Es momento de que las autoridades competentes dejen de otorgar más permisos para la instalación de nuevas granjas industriales y que clausuren todas aquellas que no cuentan con los permisos correspondientes.

Nuestro futuro está en riesgo. La Selva Maya no resiste ni una sola granja más. Firma la petición para que la SEMARNAT solicite una Misión Ramsar en Yucatán.

#SOSYucatán